“LO QUE ESTABLECE EL VALOR DE MERCADO DE CUALQUIER ACCIÓN.”
“Dios Padre no trata al hombre, su hijo, según sus méritos o virtudes, sino que reconoce la motivación del hijo, el propósito y la intención de la criatura. Esta relación es una asociación paternofilial y está impulsada por el amor divino.” [LU, 103:4.5]
Ajustador de Pensamiento: “Las intenciones egoístas y de autopromoción pueden impulsar iniciativas aparentemente filantrópicas aplaudidas por espectadores poco exigentes. Los perpetradores de acciones de bajo grado las doran hábilmente para ocultar su falta de sustancia benévola.
Lo Divino es un lector de la mente y del corazón. Como la Figura paterna plenamente comprometida de Sus vastos multiversos, estableció estratégicamente ramas locales de Su Cabeza y Corazón dentro de vuestro interior, autenticando así Su pretensión de omnipresencia, omnipotencia y omnisciencia.
Un niño torpe que rompe algo sin darse cuenta se sentirá cómodo de inmediato gracias a sus compasivos cuidadores. Sin embargo, si una rabieta violenta causó el daño, el desequilibrio emocional del niño, no la pérdida material, causará preocupación.
El crecimiento espiritual requiere honestidad en uno mismo. Concéntrense en las intenciones que preceden a sus acciones para obtener claridad sobre su funcionamiento interno. Muchas personas con defectos de carácter aterrizan en pedestales debido a logros meramente externos, lo que es perjudicial para su personalidad, que ya está demasiado imbuida de sí misma. Desde su posición privilegiada en el centro del escenario, se entretienen con la ilusión de que el mundo gira a su alrededor.
El escrutinio honesto de la sustancia de sus intenciones les dará luz verde o roja. Con el tiempo, vuestro acatamiento a estas señales depurará su programación interna defectuosa, haciéndola libre de virus.
La intención de vuestro corazón determina la longevidad o perecidad de vuestra alma. Las acciones equivocadas pueden tener algunas ramificaciones positivas, una especie de lado positivo. Sin embargo, tendrán que asumir la humilde responsabilidad de vuestra irresponsabilidad de ser sinceros en todos los frentes. El proceso de arrepentimiento os libera e instantáneamente obtienen el sello divino del perdón. Una ligera corrección del rumbo interior hace una gran diferencia, en vosotros y a vuestro alrededor.”
Traducido por Oscar Escobar.