PREGUNTADO Y RESPONDIDO

“Jesús enseñó a estos hombres todo lo que ellos podían asimilar. Él no cometió el error de enseñarles demasiado. Él no precipitó la confusión al presentar la Verdad, mucho más allá de su capacidad de comprensión.” [LU 137:7:14].

Ajustador del Pensamiento: “Jesús merecía Su reputación como un maestro sobresaliente de los hombres – un inflexible revelador de la Verdad. Él enseñó con confianza y autoridad porque Sus enseñanzas eran fácticas y experienciales – no meramente intelectuales.

“Desde una edad temprana, Él tuvo una insaciable sed de conocimiento. Él fue un precoz pensador independiente que formulaba preguntas incisivas y nunca tomaba nada al pie de la letra, nada que no cuadrara correctamente en su mente racional. Por definición, una contradicción consiste en una incompatibilidad o una incongruencia lógica entre dos o más proposiciones.

“Jesús adaptó hábilmente Sus lecciones para beneficiar a un público ampliamente diverso, de todos los ámbitos de la vida: ricos y pobres; sanos y enfermos; educados y analfabetos; judíos y gentiles.

“Primero se familiarizó con los antecedentes de su audiencia, de modo que pudiera interponer materiales que invitara a la reflexión y que apoyaran el crecimiento de sus almas. Enseñaba haciendo preguntas principales que inducían a sus oyentes a enmendar sus opiniones, basadas en líneas lógicas de pensamiento.

“Todos ustedes saben qué se siente estar abrumado por sobrecarga de información. Demasiado, o muy pronto, pueden resultar en una retracción. El progreso ocurre toda vez que una pregunta pertinente recibe una respuesta iluminadora.

“Jesús adquirió Su tremenda sabiduría experiencial con el tiempo. Tú no eres diferente. Todo lo que se necesita es vivir con conciencia y curiosidad: la creación de la excelencia académica unida con la gracia de la calle. De hecho, el propósito de una buena educación es mejorar tu calidad de vida, por medio de la mejora de la calidad de tus decisiones. Las decisiones bien informadas se basan en la verdad.”

Traducido por Silvia Adriana Cohane.